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Los Lunes con Silvia

A veces nuestros sueños más grandes están equivocados. Maya Zamir participó en el Taller S.A. –Super Asertividad– dirigido por Silvia Aber y aprendió cómo conseguir lo que realmente quiere.

 

Crónica de Maya Zamir

 

Hasta hace poco  consideraba que la vida era como una pista de ejercicios de skateboard, o sea peligrosa e inesperada,  y que el verdadero objetivo era huir de los obstáculos que aparecen en el camino mientras una se va deslizando hacia adelante.

Una vida en que la ira, la culpa y la ofensa son situaciones conocidas, y la tranquilidad, la armonía  y la paz son sólo instantes de gracia. “Es un error”, me dijo Silvia Aber, la coordinadora del seminario de Autoconciencia y Asertividad Espiritual, “tu piensas que la ira es una parte inseparable de la vida. Pero puede ser distinto, se puede vivir una vida sin cólera, culpa o miedo. Tu eres la que decide. Tu no eres tus sentimientos sino que ellos te pertenecen”.

 Vivir sin enojos? Es muy simple. Sentí que algo volvió a su lugar. No podía continuar observando mi vida desde el mismo ángulo, porque ya no me resultaba apropiado, y cuando el ángulo de visión cambia, todo cambia, incluida yo.

 

Compromiso grupal

 

Aber, consejera holística y comercial que desarrolló el método S.A –Super Asertividad–, fue profesora de Física y Matematicas en una “encarnación” anterior. Desde joven fue  “el muro de los lamentos” de la gente que la rodeaba, pero sólo en las últimos años comenzó a concretar su vocación.

Inició su camino de desarrollo espiritual hace algunos años, después que empezó a estudiar meditación,Teosofía,los trabajos de Jorodowsky y otros,  y el idioma de los Tarot.

Es miembro de la comunidad  “Majrozet”, ama los animales, es naturista y activa en la defensa del medio ambiente. Su sueño es mudarse a una población ecológica en el norte del país. Fuera de las consultas personales, coordina talleres sobre diversos temas: confrontación con miedos, dramas de dominación, amor y espiritualidad y otros.

“El principio básico en el método S. A. es que toda persona actúe responsabilizandose por su propia vida”, dice Aber. “Cuando la persona comprenda que ella crea su propia vida, será tambien capaz de cambiarla. El ser espiritualmente asertivo tiene que conocerse a sí mismo, sus paradigmas y sus flaquezas, y aceptarlos. De esta manera no tiene nada que ocultar. Por ello el método S.A. estimula en la primera etapa el proceso de autoconocimiento. Nos brinda elementos para dirigir nuestra vida en la dirección que deseamos, acentuando el pensamiento positivo, concentrándonos en la creatividad y no en la autocompasión. Asimismo, el método nos enseña a amar sin miedos y sin inquietudes. El miedo es oscuridad y el amor es luz”.

A pedido de Aber, antes de participar en el seminario de asertividad espiritual, estuve en el de concientización, tuve así la oportunidad de vivenciar los dos sucesivamente, en el transcurso de cinco meses. Todos los lunes tomaba el ómnibus hacia el norte de Tel Aviv y a las 19hs. ya estaba sentada junto con otras personas en la casa de Silvia. Durante ese tiempo nos unimos en un grupo. No era un taller amplio, sino pequeño e íntimo, en el que las relaciones entre la gente eran fundamentales para su éxito. Todo el que llega al taller asume un compromiso.  Al contrario de los tratamientos unipersonales, en los que uno puede anular una sesión, cuando se trata de un grupo hay una responsabilidad con el resto de los participantes.  Pero esta obligación se va construyendo en el curso del seminario. Al principio, como en todos los comienzos, hay tentativas, exploraciones, pruebas.

En el seminario de concientización aprendimos un nuevo idioma, que es la base del siguiente curso. Este idioma está compuesto por dichos como: “un hombre es malo cuando se siente mal”, “Para llegar de A a B, primero hay que abandonar A”… “si no hay una solución es que no hay un problema”, y “cambiar paradigma”. Al principio se escuchan las palabras sin entenderlas por completo, sin sentirlas. Luego de algunos meses estos dichos descienden del intelecto al corazón y al estómago. Hoy, si alguien me habla en forma negativa, no me rompo la cabeza pensando en qué me equivoqué. Parto de la base que es él. Que es la situación del otro y que no está relacionada conmigo, por lo tanto no me ofendo y sigo mi camino. En el pasado era una ofensa, hoy es paz.

El principio del fósforo

Las reuniones están divididas en tres partes. La primera es una charla de participación (sharing). Casi siempre me gustaba esta parte. Esperaba el momento en que pudiera sacar todo afuera después de una semana tormentosa.

La confianza entre los miembros del grupo se fue construyendo a lo largo del tiempo y en los  primeros encuentros había muchas más trabas que posteriormente. Era asombroso observar el proceso de apertura y profundización del mutuo conocimiento, entender que los otros participantes luchan con problemas similares a los míos, y que juntos adquirimos los instrumentos para confrontarnos con las dificultades. En esa parte de la reunión, Aber estimula a los miembros del grupo a referirse a  las palabras de la persona que nos da participación en sus problemas ya que, opina, es posible y deseable aprender de los otros. Para que todos tengan tiempo de participar, Silvia explicó el “principio del fósforo”. Según ella, parte de la asertividadd y la comunicación con otras personas es la capacidad para expresar lo esencial en poco tiempo, como el lapso de vida de un fósforo encendido hasta que se apaga y se deshace. Uno de los miembros del grupo, que al principio necesitaba no menos de diez fósforos y hablaba dando rodeos hasta que nos perdíamos, aprendió, finalmente, a narrar lo que sentía en forma resumida, clara y asertiva.

Despues que los miembros del grupo comentan lo que el participante dijo, interviene Aber. Fija sus ojos en los de la persona y expresa en forma directa su “credo“, y si esta persona se opone, no entiende o se ve afectado por sus palabras, con mucha paciencia vuelve a explicar.

Su premisa es que las palabras en sí mismas no pueden agraviar, y si una persona se ofende por algo, es una parte de ella la que reacciona y haberla despertado es ya un avance hacia una conciencia más plena. Si usted viene al seminario para aprender, aprenderá a poner a un lado su ego para permitir que las cosas entren en su interior. No olvidaré la tercera reunión, en la que Aber me dijo cosas  a las que tanto me oponía en forma instintiva, que casi me fui, pero me quedé porque pude aclarar conmigo misma qué me afectó exactamente. La oposición desprende capas de defensa y entonces se puede escuchar e interiorizar. Este “credo” de Silvia se desarrolla en la segunda parte, la parte de estudio teórico.

Surge el ego espiritual

En la segunda parte del taller nos concentramos en el estudio y el debate, generalmente luego de una meditación grupal dirigida. “Despues de la meditación estamos más abiertos para estudiar y captar cosas nuevas”, dice Aber. “Tenemos un ego externo–material y un ego interno–espiritual, y en la meditación puede surgir el ego espiritual. Es como una suave brisa que entra por una ventana abierta, nos proponemos concentrarnos en nuestro interior, la meditación nos ayuda a conectarnos con la sub–conciencia, que tambien es una fuente de aprendizaje”.  Había miembros del grupo que sistemáticamente no participaban en la meditación y Silvia les preguntaba una y otra vez: “¿Porqué no quieren entrar dentro de ustedes mismos?”.

En la parte teórica, Silvia da una pequeña conferencia, cada vez sobre otro tema: el perdón, el amor a sí mismo, la atención, mensajes profundos que no se captan de inmediato con la mente o el sentimiento. Dada la característica de sus palabras, Aber recomienda a cada uno  grabar todos los encuentros del seminario ya que la memoria es escurridiza, y tambien para poder volver a escuchar una y otra vez lo dicho. Así puede ocurrir que, de pronto, comprendamos algo nuevo.

 

Vivir el sueño en realidad

La tercera parte se refiere a aplicar lo estudiado en la vida diaria. Para que las palabras no sean sólo un lema, Aber recalca el trabajo personal con tareas para el hogar. “Es como alguien que se inscribe en un tratamiento para adelgazar, si viene sólo para pesarse y recibir aliento, no bajará de peso. El verdadero trabajo es día a día en su casa”, dice. “Por eso, en el curso los miembros del grupo cuentan cómo se enfrentaron a las situaciones de la vida por medio de las nuevas herramientas que les presentó, dónde fracasaron y dónde triunfaron: todo pequeño éxito es una gran victoria”.

En la primera reunión, Aber nos pidió que escribamos tres deseos prodigiosos. Prueben ustedes, ¿cuáles son vuestros tres deseos prodigiosos? Después que cada uno expuso los suyos, nos pidió que pensáramos otro poco y revisáramos esos sueños: cuáles realizamos, cuáles no, si eran de verdad nuestros sueños o de nuestros padres, si hay diferencias entre las ilusiones y su concreción en la práctica. El examen se realizó con la guía de algunas preguntas: ¿quiero realmente consumar este sueño? Si quiero, ¿cuánto me costará? ¿Estoy dispuesta a pagar el precio? Si la respuesta es no, no frustrarse por no haber cumplido ese sueño específico (por ejemplo, ser actriz). Si la respuesta es , adelante, plantearse objetivos y tiempos reales para plasmarlo.

Este pequeño–gran ejercicio me vino justo, pues había terminado los estudios y buscaba trabajo. Conectarme con mis viejas ilusiones me ayudó a decidir qué sector elegir. Pero luego de concentrarse en un objetivo, ¿cómo se concreta?

Una de las primeras cosas que aprendí con Aber es que, para concretar sueños, debes trabajar con horarios y tiempos. Un pensamientos del estilo de “quiero dejar mi departamento y encontrar uno nuevo” no te obliga a actuar, pero pensar “mi objetivo es que hasta fin de mes encontraré otro departamento”, te lleva a la acción. Cuando ustedes se ponen ese límite en vuestro interior, lo ponen también a los demás. Por ejemplo: “si hasta fin de año mi posición en el trabajo no cambia, renuncio”. Estos límites nos recuerdan que no tenemos todo el tiempo del mundo y que a veces hay que salir de una situación que no nos conforma para estar en otra que deseamos.

Uno de los problemas comunes que compartíamos los miembros del grupo era la dependencia de lo que los demás piensan sobre nosotros. Nos contábamos los conflictos que este problema nos creaba con nuestros compañeros de trabajo o con la familia. Según Aber, y el principio de responsabilidad personal, usted se verá  afectado si decide verse afectado. Si tu compañero dice algo desagradable pero falso sobre tí, y tu sabes que es falso, no tienes porqué ofenderte. Y si tu amigo te dice algo desagradable pero verdadero, tu tienes que escuchar sus palabras y decidir si las aceptas o no, pero ¿ofenderse? ¿discutir? No hay motivo.

Una persona que se responsabiliza maneja la realidad para su beneficio. Como parte del proceso de responsabilizarse, Aber trabajó con nosotros sobre la liberación de los sufrimientos del pasado. “No podemos cambiar el pasado, pero podemos cambiar nuestra concepción sobre él”, dice. Todos criticamos la manera en que nuestros padres nos educaron, se relacionaron con nosotros, nos formaron. Aber nos insta a perdonar. Perdonarlos, porque entendemos que en ese tiempo hicieron lo que creyeron más correcto.Vivir nuestra vida con total responsabilidad y liberarnos del yugo del pasado.

 

Pasamos de grado

Despues de ocho encuentros, concluyó el seminario de concientización y continuamos con el de asertividad espiritual. Se sumaron nuevos compañeros, que ya habían hecho el taller anterior. Si en el seminario de concientización aprendimos a conocernos, nuestras debilidades, nuestros deseos, nuestros objetivos y nuestras reacciones, a amarnos a nosotros mismos, en el de asertividad estudiamos las relaciones con los que nos rodean: familia, pareja, colegas.

En la primera reunión Aber nos explicó los comportamientos típicos: asertivo, agresivo, pasivo–agresivo y pasivo. Y se detuvo especialmente en la diferencia entre asertivo y agresivo. “En definitiva, los dos consiguen lo que quieren, pero en el caso del asertivo los dos lados salen ganando (win–win); en cambio el agresivo se gana en el camino unos cuantos enemigos que continuarán actuando a su favor por miedo.”

La conducta asertiva procede en lo fundamental del amor a sí mismo, que origina autovaloración. Cuanto más me conozco a mi misma en todos los aspectos posibles y me acepto, soy más capaz de resistir todo tipo de confrontaciones en mis relaciones con los demás. Por ejemplo, decirle no a alguien (y no importa qué tipo de relación sea) generalmente es difícil porque tendemos a pensar que si nos negamos nos querrán menos. Una persona asertiva que cree en su propio valor, no dependerá de esas consideraciones. Si piensa que lo correcto es negarse, se negará y se hará responsable de las futuras consecuencias.

Asertividad significa “me corresponde”, y no con una connotación de violencia. Me di cuenta que a medida que pasa el tiempo distintas situaciones se me hacen más fáciles. Siento que me corresponde que se consideren mis ideas o mi tiempo, y entonces ocurre eso. Dos personas pueden pedirle a alguien una misma cosa, uno lo conseguirá, no así el otro. La diferencia estriba en que el primero considerá que le corresponde y el segundo no. Lo mismo ocurre con el amor –si sentimos que lo merecemos, los que nos rodean nos amarán.

 

Hasta la próxima lección

El libro “Pensamiento Sano–Cuerpo sano”, de Sergio King, fue la base teórica del taller de Asertividad. La idea del libro es que uno se puede curar por la fuerza del pensamiento. En el libro hay también algunos ejercicios no muy extensos que amplian nuestra capacidad.

¿Qué es la vida, entonces, y para qué? Según Aber, la vida no es para ganar dinero, no es para pagar la hipoteca, no para llegar a la cumbre, incluso no para criar hijos. “La vida es para aprender, para desarrollarse e identificar a las personas y las situaciones destinadas a enseñarnos nuestra lección. Todos somos estudiantes en la universidad de la vida, todos tenemos lo qué aprender aquí. Si no tuviéramos qué aprender, no tendríamos un cuerpo humano. La vida nos trae tan sólo vivencias que somos capaces de enfrentar; al contrario de la universidad, tienes muchas fechas y oportunidades para corregir. Usted se encuentra con el mismo tipo de persona o con la misma situación una y otra vez, hasta que resuelve su lección y sigue adelante, hasta la próxima.”

Según las palabras de Aber, se puede evitar un gran sufrimiento si se es conciente del mismo cuando aún es pequeño. “Muchas veces ignoramos los signos que nos advierten  que nos desviamos de nuestro camino”, dice; “podemos resolver la lección cuando aún es del tamaño de una muela y su dolor es  como el de una carie, pero si lo ignoramos y seguimos adelante, la carie se agranda hasta que es necesario un tratamiento de conducto y eso te sacude y te obliga a aprobar la lección.”

Mis compañeros de grupo eran todos inteligentes, sociables, concientes, valientes y decidieron participar en el seminario porque llegaron a una etapa en la vida en que querían salir de A para llegar a B. Cada uno de ellos tenía distintos problemas sin solucionar. Yo que creía que lo desconocido era lo peor para mí: aprendí a confiar en mí misma y siempre estaré presta a ayudarme.

Ahora, que ya estamos en B, ¿ustedes creen que se puede descansar?

 

Un ejercicio del taller:

La respiración de seis

Es uno de los ejercicios de respiración para aumentar el prana (la energía de la vida). Se aconseja practicarlo al empezar el día, antes de la meditación o de una reunión importante.

 

 Instrucciones:

1-   Sentarse o pararse sin tensiones, relajar el cuerpo, comenzar a inspirar por la nariz hasta contar 6.

2-   Trasladar el aire al estómago y mantenerlo hasta contar 3. No ahorrar, te mereces todo el aire del mundo. Liberar el aire  por la nariz contando hasta 6 y al final liberar todo el aire sin miedo.

3-   Se recomienda repetir cinco o seis veces.

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